Señal de una época
Saliendo del supermercado, el viernes en la tarde, presencié una discusión entre una mujer de la mediana edad y… básicamente ella misma, pues el supuesto interlocutor no emitía palabra; un adolescente. Ella argumentaba y contrargumentaba acerca del uso del cubrebocas mientras él, con rostro desnudo y sorprendido, la observaba listo para emprender la huida en caso necesario.
Cada tiempo cuenta con prendas de vestir distintivas, con su debida carga cultural, emocional, económica, social, científica y religiosa. La prenda de hoy es el cubrebocas, y me pregunto ¿será la más controversial de la historia?, ¿quizás sólo al lado de la minifalda? Ambas marcaron una época en muy poco tiempo; llegaron para quedarse; se utiliza el mínimo de material en su producción; cubren sólo lo indispensable; quitárselas en medio de la multitud es reprobable.
La prenda que es libertad para unos es represión para otros. Usarlas, o no, debería ser una decisión respetada por los demás. Hay quienes sienten coraje por quien no usa cubrebocas, al grado de desearles la muerte. También hay quien desprecia a los que deciden actuar según lo “sanitariamente correcto”. Seamos francos, lo único que hacemos es seguir a nuestros miedos. Unos tenemos miedo de enfermar y/o morir, mientras otros tenemos miedo de ser manipulados y perder el libre albedrío. Todos lo tenemos de, al morir, darnos cuenta de que vivimos equivocadamente.
Unas personas estaban de acuerdo: quien no use cubrebocas, que no reciba tratamiento si enferma; una fumaba, otra tenía sobrepeso, y la tercera, se balanceaba peligrosamente al borde de una gran altura. ¿Esperan recibir tratamiento si su vida corre peligro por cáncer de pulmón, diabetes o fractura múltiple, gracias a sus propias acciones? Si algo veo reprobable es el uso del barbijo sin tapar la nariz, que es igual a no usarlo. Quien lo porta así no ve más allá del cubrebocas.
Está claro, el primero que diseñe la siguiente generación de cubrebocas, podrá hacerse millonario como nadie. La humanidad podría cambiar sustancialmente gracias al uso de esta prenda (otro paragón con la minifalda), resolviendo diferentes necesidades personales y sociales, sin descuidar los protocolos sanitarios. Propongo al visionario y atrevido emprendedor, esperando que sea parte del grupo de lectores de las Obviedades Ignoradas, algunas ideas:
1- Modelo “Mátalas callando”- Con él podremos decir lo que nos venga en gana, ya que nadie escuchará el más mínimo sonido, a menos que abramos la válvula acústica correspondiente.
2- Modelo “Autocomplacencia” – Este cubrebocas cuenta con aromatizante que evita el golpe de nuestro propio aliento, reciclado. 5 aromas a elegir.
3- Modelo “No te entumas” – Ideal para aquellos de magna sonrisa, pues es transparente sin perder la flexibilidad y suavidad de las más finas telas. Incluye aire acondicionado.
4- Modelo “Voy derecho no me quito” – Singular adaptación en la que nuestro mal aliento se proyecta hacia aquellos que interrumpen nuestro camino.
5- Modelo “Ventrílocuo” – Cuenta con un sofisticado sistema que hace escuchar nuestra voz como si la fuente del sonido estuviera a tres metros de nosotros, confundiendo al enemigo.
6- Modelo “Gravitania” – Para todos aquellos que suelen ser ignorados pues no tienen algo inteligente qué decir, o carisma, este cubrebocas dará peso a sus palabras.
7- Modelo “Zipolite” – Nos permitirá ir desnudos sin infringir la ley, ya que su diseño es tan llamativo que nadie notará la ausencia de vestimenta.
8- Modelo “Manos libres” – Único con dispensador de gel antibacterial accionable con los dientes, permaneciendo así la tradición de "sanitizarse" las manos con un escupitajo.
Las mejores ideas me las reservo, pues quiero conservar parte del negocio y así proteger a mi descendencia. Por ahora los dejo, pues me voy a tapar esta bocota que tantos problemas me ha traído a lo largo de la vida, diciendo lo que se le antoja, y que no tiene por qué decir.
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