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Foto del escritorFernando Helguera

UN ASUNTO ONIRICO

Actualizado: 30 may 2021

¿Eres dueño de tu sueño?

Hoy al despertarme noté que no conozco ni tengo noticias de un soñador profesional. Uno que haga del ejercicio del sueño una metodología, un proceso productivo, y un modus vivendi. Todos soñamos en uno u otro momento, pero a lo menso (ya sé, habrá quien sienta que soñar trae aprendizaje). Soñamos que nos encontramos millones en una maleta, o que desarrollamos un gran proyecto, o que volamos, etc., etc., pero siempre despertamos en las condiciones en las que nos dormimos. Una tercera parte de nuestra vida se va en ese mundo improductivo. Que quede claro que me encanta soñar y soy un gran aficionado de ello.


Habrá quienes digan que nuestros sueños son importantísimos pues, si los seguimos, nos realizaremos a través de ellos, o quienes piensen que por medios oníricos podemos conocer el futuro, a nosotros mismos, e incluso el futuro de nosotros mismos. También hay quienes perciben que el mundo de los sueños es la realidad y esta materialidad es el verdadero sueño. ¿Y los que aseveran que los sueños son el despegar de nuestro cuerpo físico, para viajar por el universo? Estoy de acuerdo, pero me gustaría que alguien me aclarara su función práctica y terrenal.


Anoche soñé que estaba en un lugar donde querían verme volar y me pedían hacer piruetas en el aire. Mientras volaba y pirueteaba todos estaban distraídos en las pantallas de sus celulares. Les reclamaba para darme cuenta de que lo que habían hecho era distraerme mientras veían mis mensajes y correos electrónicos. ¿Cómo los veían en sus celulares si yo traía el mío en la bolsa?


Contestaban a mis contactos lo que sabían que ellos no querrían escuchar. Mis amistades a favor de vacunarse leían mensajes míos en que yo los menospreciaba por dejarse manipular por el miedo, y vacunarse para pertenecer a los salvadores del mundo. Mi gente que no se va a vacunar para evitar esterilidad, caer muerto repentinamente, o recibir una cola de lagarto con microchip, leían que gracias a ellos la humanidad era ignorante de la ciencia, y que eran arrogantes al creerse más conscientes y ni siquiera aceptarlo.


Escuchaba mensajes con mi voz, imitada a la perfección por una niña, que tachaban de pejezombies idiotas a unos, y de derechairos fascistas a los otros. Videos de mi persona predicando en contra de los dioses, pero también mandando al infierno a los ateos. Total, que después de haber ellos insultado a mis más de 3500 contactos, me dejaban solo en medio de un desierto de arena infinita, donde lo único que podía hacer era esperar a que vinieran los afectados a victimarme. Sentí la obligación de ofrecer disculpas, pero mi celular estaba sin batería.


Noté que las disculpas serían irrelevantes, pues no pasaría de la primera cuando ya tendría a todos encima. Me acordé de que Tesla decía que la electricidad estaba en el aire y no se necesitaban cables para transmitirla, así que mi teléfono estaría cargado. Lo tomé y tenía 100% de carga.


Abrí el chat para escribir al grupo que los incluía a todos, notando que también estaban agregados los contactos que aún no conozco; me pareció que si recibían mi mensaje ya no desearían conocerme. Entró una llamada: mi amigo Chavis estaba afuera de la puerta. Le preguntaba si no había recibido un mensaje mío insultándolo y dijo que no. Fui feliz y, cuando quise abrirle, recordé que donde yo estaba no había ninguna puerta. Le dije que no podía dejarlo pasar y, sin escuchar el motivo, se ofendió y colgó. Decidí despertar.


Quizás sean los sueños una forma de arte, que tampoco es útil para nada. Si bien se les quiere dotar de sentido, no puedo saber de qué me sirve recordar ese sueño de hace años, en el que voy al trabajo en montaña rusa. Sueño con el día en que miles de seguidores de las Obviedades tengan un libro escrito por mí en sus manos. Ya si lo leen no importa, tampoco me pondré exigente, con que me compartan sus sueños me daré por bien servido.

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